No se aplicaba ningún estilo arquitectónico, iban directamente. Mi padre que construía, era agricultor en Italia, ¡así que calcule qué podía! Había trabajado con arquitectos todo eso allá, pero ese “alto estilo”... (con el gesto reafirma que no eran constructores de academia)

Mi padre trabajó en la construcción del buffet del ferrocarril. El se quedó en Buenos Aires y se hizo frentista y después ya empezó a trabajar en Arquitectura de la Nación. Vino la crisis, el centenario, una crisis muy grande, entonces salió de arquitectura porque no había trabajo y se puso a trabajar por su cuenta. Se vino a Villa Mercedes. El Colegio Nacional de Villa Mercedes lo hizo él y después se vino acá (a la ciudad de San Luis) en el ’23, ’24. En ese año hizo el Asilo San Vicente ¡viejísimo!... Lo hizo mi padre. Hizo las molduras que tiene el (piso) superior de la estación de tren ¡era muy buen escultor mi padre! De las casas de aquellos años, hizo cualquier cantidad.

(Pablo Amiotti)

El albañil, primero tenía que hacer las tareas para aprender y el que más conocía de obra era el que organizaba a los otros. Así se aprendían los distintos rubros. El que dirigía era el que sabía hacer todos los trabajos y enseñaba  las distintas maneras de trabajar.

Todas las artesanías se hicieron acá. Había pintores muy buenos en aquella época, tal es así que existía la Sociedad de Artesanos ¡Sí! Habían hecho un Centro de Artesanos, que el último que quedó era el padre de Nino Romero; era el que convocaba a toda la gente de artesanos ¡Habían muy buenos artesanos! No eran profesionales pero eran “señores maestros”, eran profesionales para capacitar la mano de obra. Más que empresas eran pequeños artesanos, yo les llamaría, que tenían ciertos conocimientos.

(Pablo Amiotti)